lunes, 2 de junio de 2014

EDUCANDO EN VALORES


Hace un año aproximadamente, decidí que desde ese momento invertiría parte de mi tiempo como Voluntario en una protectora de animales. La idea surgió comentándola con una amiga que ya estaba realizando esa tarea. 

Durante este año he podido comprobar cómo la gran mayoría son mujeres y me ha hecho cuestionarme en qué estamos fallando. Seguramente sean muchos factores diversos los que nos han llevado a esta situación, pero creo que desde el sistema educativo se puede atajar parte del problema fomentando por igual a los dos géneros e inculcando valores como es el de "dar sin esperar esperar recibir demasiado" o "hacer la acción por la acción en sí.

Antiguas enseñanzas filosóficas, aplicadas a nuestro presente, nos permiten explorar siete valores que caracterizan el trabajo voluntario, y son:

1. Sinceridad: Únicamente lo que es aplicable en la vida tiene valor práctico y mantiene su vivencia. El voluntario es una persona dotada de conocimiento, pero si no lo puede trasladar a la práctica no sirve y, por tanto, no está siendo sincero con aquellos que esperan de él un aporte.

2. Sensibilidad: Un voluntario debe ser una persona capaz de expandir su conciencia hasta abarcar círculos cada vez más amplios de contacto. Un voluntario sensible no es otro que el que está alerta para reaccionar rápidamente a la necesidad del otro.
3. Serenidad: Quien dedica tiempo a la tarea de voluntariado debe también destinar tiempo para el silencio, la reflexión, que le permitan lograr un estado de serenidad que enfoque ese potencial de ayuda para dar. Además, gran parte del trabajo voluntario está relacionado con el trabajo con personas, y para ello también se requiere de paciencia.

4. Humildad: Un voluntario humilde es aquel que está dispuesto a dar todo para servir altruistamente y luego olvidar lo que dio de sí mismo. Aquello que se mencionó más arriba: “la acción por la acción en sí”, sin esperar resultados.
5. Perseverancia: El que se ofrece al servicio debe perseverar sin desaliento y no pensar sobre los resultados obtenidos. La realización de la tarea, con sus resultados y efectos, debe producirse en forma natural, sin forzar el proceso. Un voluntario no es alguien que llega, hace y se va. Es una persona que se involucra y empatiza. A veces las respuestas del otro lado no pueden ser como se esperaba, pero lo importante es haber realizado la acción.

6. Valor: Se necesita valor para demostrar a quienes nos rodean que la catástrofe que produce un terremoto, por ejemplo, es más importante que los pequeños asuntos de nuestras vidas cotidianas; también para seguir ayudando y tendiendo la mano aún en circunstancias físicas adversas o para eliminar los propios anhelos cuando hay un estado de emergencia y necesidad.

7. Capacidad de Dar: Más que un valor, este puede ser considerado un Don por parte de aquel que elige el camino del voluntariado. Hay una gran ley contenida en estas palabras: “A quienes todo lo dan, todo les será dado”.

El siguiente vídeo podría utilizarse en clase para explicarlo, ya que trata sobre el fomento del voluntariado entre los jóvenes y fue elaborado por Cooperación Internacional ONG. 2008.




Aquí podéis leer un artículo dónde se cuestiona también la gran diferencia de participación entre hombres y mujeres en este tipo de acciones:

http://www.noracismoynosexismo.org/spip.php?article206

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